Nada transforma una vivienda de 1920 en Valencia mediante una intervención estratégica que reorganiza su estructura interior y habilita una domesticidad abierta, flexible y adaptable al paso del tiempo.
Ubicada en el casco histórico de El Puig, una pequeña localidad cercana a Valencia, esta vivienda entre medianeras de principios del siglo XX ha sido reformada por el estudio Nada mediante una intervención discreta pero determinante. Frente a un interior profundamente alterado por reformas anteriores y una fachada protegida por su valor patrimonial, el proyecto opta por no reconstruir una imagen perdida, sino reconfigurar el espacio desde la lógica estructural.


Un gesto que estructura el proyecto
La decisión clave ha sido desplazar la escalera, originalmente confinada en un extremo de la planta, hacia una posición central. Este gesto, aparentemente menor, libera la organización del espacio y permite construir una vivienda abierta y adaptable. La nueva escalera no busca protagonismo formal, sino que actúa como pieza articuladora, definiendo zonas de uso y permitiendo una circulación fluida en ambas plantas.
Ubicada en la crujía de acceso, se convierte en un umbral entre el ámbito público y el privado. Su geometría responde a las condiciones impuestas por los muros portantes existentes, y su materialidad sobria refuerza su papel como elemento funcional más que expresivo.


Flexibilidad espacial
La reorganización interior elimina pasillos y distribuidores. Cada estancia es a la vez espacio de paso y de uso, lo que maximiza la superficie útil y permite una lectura continua del espacio. La casa se concibe así como un sistema abierto, preparado para incorporar nuevas particiones, usos o configuraciones, según las necesidades cambiantes de sus habitantes.


Construcción desde la memoria
Evocando la densidad material del edificio original, se construyen nuevos muros de gran espesor que, sin función portante, ocultan armarios, servicios e instalaciones contemporáneas. En planta baja y patio predominan materiales de tradición local: cerámica artesanal, mármol, madera natural y muros encalados. En planta alta, un pavimento continuo de madera une visualmente las estancias.
Algunas carpinterías de madera se han restaurado; otras se sustituyen por sistemas integrados que se ocultan en el espesor de los muros, reforzando la relación entre el interior y el exterior sin alterar el equilibrio del conjunto.


Silencio y estrategia
Sin alardes formales, el proyecto propone una arquitectura silenciosa pero estratégica, que reorganiza la vida cotidiana desde dentro. Un gesto mínimo que transforma la casa sin romper con su carácter. Una estructura pensada no para ser observada, sino para ser vivida con libertad.


Equipo:
Proyecto: Beat Jofré
Diseño: Nada – Borja Hernández y Arcadi Martín
Fotografía: Daniel Rueda

