Encargada por el renombrado artista Francisco Toledo y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, la escuela de arte se ubica en una esquina llamativa de la entrada de la universidad, diseñada para abrir un diálogo entre la universidad y la ciudad, así como para mantener la discreción con el fin de fomentar el carácter creativo e introspectivo de una escuela de arte.
En el concepto del proyecto influyeron dos condiciones previas: la ausencia de un plan maestro y de un lenguaje arquitectónico unificado entre los edificios existentes en el campus que sirviera de contexto para el diseño, así como la construcción de proyectos cercanos a la universidad que estaban generando un exceso de tierra. Esto condujo a la idea del complejo como un extenso jardín, inspirando el astrágalo que rodea y protege la escuela como si fuera un caparazón de tortuga. Desde el exterior el complejo parece un jardín y desde el interior está lo suficientemente aislado como para albergar las instalaciones de una escuela de arte. Con una altura de 3 metros, el montículo vegetal casi oculta la escuela en su interior, un complejo de edificios de tierra apisonada y piedra que alberga un salón principal, una galería, una mediateca, oficinas de administración, aulas y estudios de arte. Los edificios de piedra ocupan la periferia del "cráter" y sirven también para retener el movimiento de tierra circundante.
Dentro del complejo, los edificios de tierra apisonada y hormigón, principalmente orientados al norte y que contienen los estudios de arte, la galería y el salón principal, forman el cuerpo de la escuela. En diálogo con los volúmenes interiores están los patios que se proyectan desde cada edificio como una extensión del ambiente de trabajo. Llenos de grava de color ocre y plantados con un cerezo mexicano que florece en primavera y queda desnudo en invierno, los patios manifiestan la idea del complejo como jardín. Volumétricamente, la interacción de lo sólido y lo vacío entre el edificio y el patio crea caminos, vistas y condiciones de luz siempre cambiantes a medida que uno se mueve por la escuela. A lo largo del proyecto la sostenibilidad ha sido una preocupación central. El principal material de construcción, la tierra apisonada, es naturalmente aislante, a prueba de agua, resistente al fuego, a prueba de termitas, aislado acústicamente y hace uso de la tierra disponible localmente. Además, las paredes son autoportantes. Las superficies exteriores son permeables.
El jardín fue visualizado como una parte indispensable del conjunto por lo que el edificio tendrá espacios de trabajo rodeados de vegetación creando un microclima confortable y acogedor y otro pulmón para la ciudad de Oaxaca.