McDonald's acaba de abrir una nueva unidad en São Paulo, en el barrio de Paraíso. Situado en una de las zonas más concurridas de la ciudad, el restaurante marca un paso importante en la evolución de las prácticas sostenibles ya adoptadas por la cadena mundial de restaurantes, a través de lo que ellos llaman la Receta para el Futuro. Además de mantener las medidas que McDonald's ha adoptado a lo largo de los años, el nuevo "Méqui" avanza aún más hacia la sostenibilidad, creando un restaurante que supera todas las expectativas. Su arquitectura fue diseñada por Superlimão, un estudio de arquitectura que refuerza constantemente su compromiso con la protección del medio ambiente y la innovación.

Para este proyecto se optó por utilizar madera de ingeniería, desde el techo hasta el suelo, lo que redujo significativamente la huella de carbono, ya que la madera absorbe dióxido de carbono en lugar de liberarlo a la atmósfera. Dado que una parte importante de la madera queda oculta por los revestimientos, se incorporó al diseño una abertura en las paredes para transmitir a los visitantes que la estructura interna es de madera. Además, este proyecto se basa en la técnica de la prefabricación, con una parte de la construcción dentro de una nave industrial, de modo que las piezas prefabricadas se ensamblan una a una. Este método permitió minimizar las pérdidas de material, reducir el consumo de energía y disminuir el impacto en la región, proporcionando un entorno de construcción más silencioso y un calendario de construcción más corto, lo que hace que el proceso sea más eficiente.

Entre las soluciones sostenibles adoptadas en el proyecto destacan los estudios de incidencia solar realizados antes de su ejecución, ya que una "caja" de cristal conforma la fachada del restaurante. Se han instalado estratégicamente parasoles para controlar la luz solar, medida que ha demostrado tener un impacto en la regulación de la temperatura interior, y una cubierta vegetal ayuda a controlar la temperatura interior del comedor. Además, se realizaron estudios y se propusieron alternativas a los materiales utilizados convencionalmente en la construcción, haciendo hincapié en el uso de materiales sostenibles, nacionales y de proveedores locales. Por ejemplo, se sustituyeron los azulejos de porcelana por Concresteel y se utilizó laminado de PET reciclado en lugar de la melamina tradicional. La unidad también cuenta con un sistema de recogida de agua de lluvia y de los aparatos de aire acondicionado para su reutilización.

Utilizando un enfoque biomimético, es decir, decisiones basadas en la naturaleza, la inspiración para los pilares del diseño surgió de los troncos de los árboles de la mediana central de la Av. Bernardino de Campos -los últimos árboles que quedan en la zona- frente a la unidad, una solución creativa para superar las limitaciones de las luces máximas de la madera laminada cruzada (CLT). Así, los pilares en forma de árbol sostienen y apuntalan el edificio, reforzando la conexión con la naturaleza y el tema de la sostenibilidad en todo el proyecto.

La nueva ubicación se encuentra a pocos metros de la Avenida Paulista, en la intersección de la Rua Abílio Soares y la Av. Bernardino de Campos, uno de los corredores más transitados de la capital. La ubicación estratégica garantiza la visibilidad para los peatones y conductores que circulan por la avenida, y brinda la oportunidad de mostrar al público técnicas de construcción más sostenibles. Debido a su prominente posición, el objetivo es sobrepasar el propio proyecto y promover la concienciación de todos. "Dado que la concienciación medioambiental es tan importante como las acciones, decidimos ir más allá del propio proyecto, convirtiéndolo en una poderosa herramienta de educación y concienciación medioambiental", afirma Lula Gouveia, arquitecta y socia de Superlimão. "Desde el inicio del proyecto, hemos sido firmes en la promoción de la narrativa de la sostenibilidad y el impacto que este tema tendría cuando se aplica en un entorno democrático como McDonald's", añade Maria Fernanda Elaiuy, arquitecta de Superlimão.

Para aumentar la visibilidad de esta estructura de cara al público, se ha implantado un recorrido guiado, marcado por líneas amarillas en el suelo, que conduce a los clientes por puntos concretos del restaurante. Allí, los códigos QR ofrecen información detallada sobre los materiales y técnicas empleados en el proyecto, una forma de hacer aún más evidentes los aspectos sostenibles. Se trata de un paso innovador, ya que es la primera vez que McDonald's y Superlimão crean un proyecto autoexplicativo que permite a los visitantes comprender de forma intuitiva los principios en los que se basa esta construcción.

El comedor inferior está equipado con cuatro tótems de autoservicio para ofrecer una experiencia más cómoda a los clientes. Cajas registradoras convencionales, una zona designada para la recogida de pedidos, mesas, un McCafé y un quiosco de postres exterior fabricado íntegramente con propileno 100% reciclado completan la planta baja. En la planta superior hay otro comedor.

Otro elemento diferencia al nuevo Méqui de las demás unidades. Tras estudiar el entorno y estudiar los colegios y escuelas de la zona, se decidió instalar gradas en una de las fachadas del restaurante. Esta disposición de los asientos, cada vez más utilizada en los restaurantes de la cadena, se ha diseñado especialmente para satisfacer la creciente demanda de entornos relajados que ofrezcan espacios para relajarse, socializar y estudiar.
