El encargo del proyecto es la adaptación de los espacios del 6.º curso de primaria (de 6 líneas) de la Escuela a las nuevas necesidades y metodologías pedagógicas, y a la vez, respetar y poner en valor los atributos patrimoniales del edificio, obra de Joan Martorell en 1896. Las aulas reformadas se encuentran en la planta bajo cubierta, en correspondencia de la fachada principal del edificio. Los principales valores de la propuesta son:
Adaptación al nuevo modelo pedagógico. De la idea de aula-tutoría a la de entornos de aprendizaje de configuración flexible: La distribución en planta responde a la necesidad de espacios que se puedan unir para hacer agrupaciones diversas de hasta 50 alumnos simultáneamente mediante paneles móviles acústicos. A la vez, el pasillo-túnel de distribución existente se deforma y se ensancha para hacer desaparecer su presencia como espacio lineal de servidumbre, y convertirse un espacio docente más que acoge actividades en continuidad visual y física con las aulas.
En el interior del aula, el mobiliario no sigue ningún orden establecido, y permite la libre y fácil configuración, según necesidades y agrupaciones de trabajo. El único elemento permanente es una grada que, combinada con pufs, estructura un espacio de reunión grupal que fomenta el contacto visual como semilla del vínculo personal. Los espacios de almacenamiento se sitúan dentro del muro, detrás la grada. A la vez, los pufs, muy ligeros, permiten la fácil movilidad de los alumnos por toda la planta del edificio para hacer reuniones y trabajo individual o en pequeño grupo fuera el aula.
Recuperar los valores patrimoniales del edificio: En sección, el nuevo falso techo sigue el perfil original de la cubierta, se aumenta la altura libre, se recuperan los lucernarios sobre el pasillo, y se descubren las cerchas de acero roblonado de 12,5 metros de luz, las cuales se refuerzan y se ignifugan para adaptarse a los requerimientos normativos. Así mismo, la continuidad aula-pasillo se acentúa con carpinterías vidriadas de 4,8 m de altura que permiten percibir la totalidad del volumen interior del edificio.
La luz como recurso pedagógico: La iluminación combina luz ambiental con luz puntual, y es graduable en intensidad para fomentar diferentes estados de ánimo (pausa, concentración, trabajo intenso, etc.) en función del tipo de actividad a desarrollar.
Neutralidad visual del espacio: Los acabados huyen de la presencia de colores dominantes habitual en espacios docentes, y se apuesta por la neutralidad del continente mediante el color blanco, en previsión que el contenido (usuarios y su actividad) le aporte el color y la diversidad.
Confort acústico, ambiental y mejoras accesibilidad: El falso techo y los tabiques se dotan de alta capacidad de absorción acústica para reducir la reverberación y mejorar el confort acústico. A la vez, se aísla la cubierta para reducir la transmitancia y mejorar la eficiencia energética. También se adapta la planta para hacerla accesible.