Ubicado en un pequeño local frente a la zona arqueológica de la Pirámide de Cholula, se desarrolla este restaurante que arrancó siendo una lonchería pero que pronto evolucionó a una propuesta de menú más compleja de la mano de dos jóvenes cocineros que después de probar suerte en varios restaurantes importantes de la ciudad, decidieron emprender su propio proyecto.
El concepto del espacio nace en el origen de la propuesta gastronómica: ‘natural y fresco’. Natut es un espacio concebido para consentir cuerpo y alma, pausando el tiempo para disfrutar mientras te alimentas conscientemente. Decidimos interpretar y representar esto a través de materiales que reflejaban dicho espíritu sin caer en clichés; el color amarillo es la base y vincula los tonos neutros de la madera de pino natural y de las piedras en las losetas de terrazo (diseñadas especialmente para el proyecto), generando un espacio armonioso donde la única intención es que los visitanes disfruten la experiencia gastronómica.
La distribución espacial significaba el mayor de los retos del proyecto dadas las dimensiones del local, por lo que decidimos dividir el espacio en dos secciones a lo largo, separadas por un pasillo libre que las conecta; por un lado, los servicios (cocina, bodega, limpieza y baños) y por otro, el área de comensales, dividida a su vez en tres micro espacios: una pequeña ‘terraza’ que vestibula y da la bienvenida al restaurante ampliando la conexión con el exterior, en seguida, la zona de mesas que busca aprovechar el largo del espacio a través de una banca corrida y, al fondo, un mural pintado a mano que esconde detrás los servicios sanitarios, es el remate visual para el tercer micro espacio. Creemos que su integración al contexto, aprovechamiento espacial y transformación radical a nivel espacial y mediante el uso de materiales y colores, son lo que otorgan a este proyecto una ventaja competitiva e innovadora.
La propuesta entiende y convive con su entorno en fachada, comprendiendo las dinámicas de la gente de la zona, sus usos y costumbres, al mismo tiempo que encuentra su propia estética que lo distingue del resto y logra en su interior crear una atmósfera que dirije la experiencia del visitante al goce de lo que presentan los chefs día con día.