Este proyecto pretende establecer una conexión entre la arquitectura y el mundo natural, una conexión en la que el edificio abraza el paisaje y viceversa, una conexión en la que la arquitectura se somete al entorno natural y en la que el entorno natural se entrelaza en una trama que genera espacios abiertos y cerrados, permitiendo que la vegetación existente se integre y se convierta en una parte esencial del nuevo edificio.
Un hogar lejos de la ciudad, diseñado para una familia que busca olvidarse de la agitada vida citadina y disfrutar de la tranquilidad de la vida pacífica que ofrece una comunidad rural ubicada a 20 minutos de la ciudad de Mérida.
Enclavado en una gran parcela de 15.000,00 m2, el proyecto se asienta en una superficie de 610 m2 delimitada por una plataforma que se eleva 90 cm del suelo natural y define el espacio arquitectónico, creando un universo propio, diferenciado del resto del contexto por un conjunto de muros que atrapan la vegetación existente a la vez que crean ventanas para enmarcar la belleza natural de su entorno.
Los tres volúmenes con un tejido de vigas de hormigón in situ se apoyan en dicha plataforma, generando un patio central que conecta los volúmenes y da lugar al entorno doméstico donde conviven la vegetación preexistente y la trama del proyecto. Es aquí donde la vida al aire libre de los habitantes se desarrolla en un entorno único, ya sea relajándose en la piscina, disfrutando del bosque artificial y natural donde pueden colgar sus hamacas o simplemente escuchando el sonido natural de los pájaros y las ramas de los árboles o la fuente que se encuentra en el patio central.
El programa arquitectónico se resuelve en un solo nivel con la zona privada en el volumen oriental con tres dormitorios y una sala de costura, mientras que el volumen norte alberga la zona común con el vestíbulo, la sala de estar y el comedor unidos al volumen occidental con la cocina, la terraza, el bar y las zonas de servicio.
La paleta de materiales se compone de piedra local, cemento bruñido y azulejos hechos a mano, aprovechando los materiales locales existentes, complementados por grandes ventanales de aluminio y cristal que permiten que los espacios queden completamente cerrados o integrados en el entorno. Las encimeras de los baños y las cocinas son de mármol y granito.
La Casa Reticular es una casa de campo que ofrece a sus habitantes un espacio que integra la vegetación existente y la arquitectura contemporánea de forma respetuosa con la naturaleza y la tradición, pero al mismo tiempo es innovadora, indicando claramente que la arquitectura y la naturaleza pueden coexistir sin imponer una sobre la otra.
Equipo :
Arquitectos - Taller Estilo Arquitectura S. de R. L. de C. V.
Arq. Víctor Alejandro Cruz Domínguez
Arq. Iván Atahualpa Hernández Salazar
Arq. Luís Armando Estrada Aguilar
Construcción - Ing. Juan Díaz Cab & Ing. Raúl Arcila Guardián
Estructura - Ing. Juan Díaz Cab
Colaboradores -Arq. Emmanuel Torres Ramírez
Arq. Yahir Ortega Pantoja
Arq. Jorge Avalos Jiménez
Modelo - Arq. Emmanuel Torres Ramírez
Fotógrafo - Tamara Uribe
Materiales utilizados:
Cemex, Urrea, Comex, Tecnolite, American Standard, Sika & Mosaicos la peninsular