Situada en Tigre, Buenos aires, Argentina con orientación Noreste y visuales directas a la laguna central del barrio Virazon situado en Nordelta.
La impronta de la casa partió de generar una geometría pura y limpia que realza la naturaleza del entorno y respeta la privacidad de la propuesta.
Casa Grava fue proyectada como un macizo, con su impronta personal y tectónico, hubo una búsqueda con respecto a la materialidad, la elección de la piedra en su exterior tuvo que ver con una idea nostálgica del cliente, esto genero un diseño que parte de la idea del asentamiento de una piedra.
Conceptualmente partimos de una base pesada, con la piedra como protagónico que identifica al lugar, una planta alta más liviana y diferentes perforaciones que se generaron para captar la mejor orientación.
La casa se desarrolla en dos plantas, la planta baja percibida como un gran volumen con caladuras las cuales generan patios internos y un patio de acceso, todos estos vacíos están proyectados para que capten la mejor luz y generen diferentes situaciones enriquecedoras para los usuarios.
Casa grava utiliza una dualidad entre el contraste de la materialidad interior y el exterior. La planta baja se percibe como un macizo, la piedra logra potenciar esta idea pero sus interiores se proyectaron livianos, permeables con un cielorraso suspendido color blanco que ayuda a reforzar esta dualidad, en planta alta una losa de hormigón contrasta en el interior.
El recorrido de la vivienda es una de las cuestiones más importantes, predominando la simpleza de la circulación. Desde el acceso se plantea un recorrido ininterrumpido, es una casa muy fluida, hermética hacia la calle pero una vez que uno ingresa esa hermeticidad desaparece. Este recorrido vive el paisaje mediante los aventanamientos, al ser ininterrumpido logra esa conexión con la naturaleza generando un juego de luces y sombras a lo largo del día, a su vez tienen proyección hacia el agua que era uno de los focos más importantes a captar.
Se buscó la apertura y la relación con el entorno. uno de los desafíos que enfrentamos a la hora de proyectar fue de qué manera podía ingresar el exterior al interior de la vivienda, gracias a la cercanía con el delta, era muy importante que ese exterior estuviera dentro de la casa con lo cual se generaron varios vacíos para permiten el ingreso de la vegetación incluso debajo de la escalera, resaltando la sensación de fluidez entre el interior y exterior con lo cual a medida que uno va ingresando en la casa y la va recorriendo hay diferentes instancias y espacios verdes, incluso en la planta alta se generó una terraza a continuación de todos los cuartos para seguir en contacto estrecho con todo lo que es la fluidez de la vegetación.
