Descripción de las obras realizadas
Antecedentes
El museo Gustavo de Maeztu se ubica en el palacio de los Reyes de Navarra de Estella, ejemplo señero de la arquitectura románica civil de Navarra que ostenta la declaración de Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. El inmueble es propiedad del Gobierno de Navarra, que lo rehabilitó en 1991 como sede del museo de Gustavo de Maeztu y cedió su uso al Ayuntamiento de Estella, que se ocupa de la gestión y de los gastos de funcionamiento.
El palacio, también llamado de los duques de Granada de Ega, fue en época medieval residencia de los monarcas navarros, y más tarde perteneció al influyente Mariscal de Navarra, desde el siglo XVI también marqués de Cortes, y posteriormente pasó a manos del duque de Granada de Ega. Ha sido cárcel del partido judicial de mitad del siglo XIX a mitad del XX, y, tras su restauración, desde 1991 es museo del pintor Gustavo de Maeztu (1887-1947) que, aunque vitoriano de nacimiento, después de residir en Bilbao, París, Madrid, Barcelona y Londres, se estableció en Estella en 1936, donde vivió y trabajó hasta su muerte en 1947. El museo contiene una parte importante de su obra plástica y gráfica, que se articula en torno a la figura femenina, los retratos, bodegones y paisajes, a través de tres facetas peculiares de su estilo: lo cosmopolita, lo pintoresco y lo marginal. Junto a una selección de dibujos de varios géneros y técnicas, también se muestran las investigaciones realizadas por Maeztu en el mundo de la plástica, aludiéndose a su vertiente literaria.
Problemática y planteamiento del proyecto
Los recorridos del interior del museo no estaban adaptados para personas con minusvalías, dado que cuando en 1991 se realizaron las obras para su rehabilitación como museo se mantuvieron sus elementos de comunicación vertical (escaleras) sin plantear un ascensor por la notable dificultad para su implantación en un edificio de tránsitos complejos por su origen medieval.. La dirección del museo había manifestado repetidamente en los últimos años el problema que esto suponía para los visitantes, dado que se trata de un edificio de uso público en el que las salas de exposición se ubican en las plantas elevadas, y a las que sólo se podía acceder por escaleras.
Desde la Sección de Patrimonio Arquitectónico del Gobierno de Navarra estudiamos este asunto y, una vez realizado y analizado el levantamiento planimétrico del edificio, llegamos a la conclusión de que la supresión de barreras arquitectónicas y adaptación a la normativa actual de accesibilidad era posible en todas las salas expositivas si se construía un ascensor en el patio interior del palacio y se realizaban una serie de actuaciones constructivas para establecer las conexiones oportunas en cada planta con el elevador exterior. Es evidente, por otra parte, que esa instalación y los trabajos aparejados de conexión, que eran complicados dado la complejidad de recorridos y desniveles interiores de un edificio medieval, debían realizarse con una calidad constructiva y formal acorde con la condición de Bien de Interés Cultural que ostenta el palacio. Entendimos que esa intervención -un elemento nuevo e independiente que se yuxtapone a una fábrica histórica protegida- no pasaba por una repetición mimética y pintoresca del sistema constructivo y formal del palacio, lo que hubiera supuesto a nuestro entender un falso histórico, sino que podía y debía abordarse desde la contemporaneidad arquitectónica.
Obras realizadas
Las obras realizadas no sólo han tratado de resolver la accesibilidad al museo, objetivo principal e irrenunciable del proyecto como se ha indicado, sino que también han tratado de incorporar su patio interior, hasta ahora en desuso e inaccesible para los visitantes, al espacio expositivo y de recorridos, permitiendo que el interior del museo ¨respire¨ por su patio.
En primer lugar, una vez desmontado el mobiliario del zaguán y protegido su pavimento pétreo, se abrió el paso de comunicación con el patio desde el zaguán o vestíbulo de llegada, labor imprescindible para realizar el resto de trabajos previstos. Una vez practicable el nuevo paso, hubo que desmontar antiguas instalaciones y estructuras metálicas existentes en el patio, y levantar el pavimento de losas pétreas y los rellenos con objeto de realizar las labores de excavación proyectadas. Así, se ejecutó el foso del ascensor en hormigón armado, que incluyó un forrado interior estanco a modo de encofrado perdido con chapa de acero de 3mm de espesor para evitar filtraciones de agua, y la nueva rampa de acceso peatonal a la sala de de usos múltiples del semisótano desde el patio.
A continuación se replanteó y levantó la estructura metálica del cuerpo del ascensor y de los forjados de pisos de conexión con el museo, resuelta con pilares y vigas con perfiles de acero laminado, y se replantearon y abrieron los nuevos huecos de paso en las fachadas del patio, incluida la nueva losa de balcón del interior del vestíbulo en la primera planta. También se instaló la maquinaría del ascensor, incluyendo la cabina con un lateral en vidrio y capacidad hasta 11 personas. Se realizaron también las instalaciones técnicas de electricidad y climatización previstas en el proyecto. Realizados estos trabajos se colocó la envolvente exterior del ascensor y de las galerías de conexión, resuelta en fachadas y cubiertas de manera continua con paneles autoportantes traslucidos de 7 cm de espesor, con capacidad aislante térmica, y en los huecos, vidrios dobles de baja emisión con control solar, según los despieces y módulos definidos en los planos. Se ha puesto especial énfasis en que esa "piel traslucida" sea continua y única en todos los planos que definen la envolvente del ascensor y de las galerías de conexión con el museo, lo que ha supuesto un especial esfuerzo por resolver con detalle los diversos y singulares encuentros en ángulos y con la fábrica de ladrillo.
El interior de las galerías de conexión con el museo se pavimentó con tarima de madera de iroko anclada a la estructura metálica, y se instalaron los aparatos de iluminación con led y de climatización previstos. El patio se enlosó con piedra arenisca y se recuperó el jardín de césped de hierba natural. El objetivo es que el espacio del patio, ahora accesible, se pueda utilizar en periodos estivales para actividades culturales singulares.
Conclusión
Es evidente que toda intervención en un edificio histórico debe pasar por el respeto a los valores históricos, arquitectónicos y significativos del inmueble. Pero no hay soluciones exactas ni recetas, sino actuaciones concretas de distintos grado e intensidad. Hay que aceptar para cada caso aquellos criterios que puedan ser fructíferos, equilibrando la mentalidad conservadora y la intervencionista. La solución arquitectónica final está en un difícil equilibrio conciliador, equilibrio que en este caso debe estar abierto a la contemporaneidad, porque, en definitiva, la arquitectura que hoy admiramos como patrimonio histórico fue construida en la modernidad de su tiempo; entiendo que otra actitud reflejaría un vano intento por escapar al curso de la historia.
Desde esa premisa, este proyecto, sin renunciar a la contemporaneidad arquitectónica y en tanto que actuación sobre un edificio antiguo, ha pretendido respetar su comprensión histórica y su valor arquitectónico, y mejorar su funcionalidad en tanto que sede de un museo público. De hecho, el nuevo volumen traslúcido del ascensor, que emerge en el patio del museo Gustavo de Maeztu, dialoga por contraste con las fachadas de ladrillo macizo en las que se ha intervenido para integrar las conexiones con las diversas plantas expositivas. La diacronía entre la fábrica constructiva del palacio y la nueva instalación, enfatizada por la translucidez diurna y nocturna de la envolvente de paneles en fachadas y cubiertas, caracteriza esta obra de nueva planta construida en pleno siglo XXI que mejora el actual uso museístico de un edificio de origen medieval.
José Luis Franchez, arquitecto
Pamplona, marzo de 2020.
Promotor:
Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana (Gobierno de Navarra)
Arquitecto:
José Luis Franchez Apecechea / Institución Príncipe de Viana
Aparejadora:
Alicia Huarte Huarte/ Institución Príncipe de Viana
Ingeniería:
Josep Agustí de Ciurana, arquitecto (estructura metálica)
AM ingeniería (Electricidad y climatización)
Fotografías:
José Manuel Cutillas
Empresa constructora:
TRYCSA (Técnicas para la Restauración y Construcciones, S.A)
Jefa de obra:
Carmen Molina Barreiro, arquitecta.
Ejecución:
julio 2018-mayo 2019
Paneles de fachadas y cubiertas:
Litwall SL (paneles translúcidos planos Kalwall®)
Ascensor:
Orona
Vidrios:
Guardian Glass (SunGuard® Solar Silver Grey 32 4/12/4)
Carpintería madera:
Carpintería ebanistería Beni S.L.
Estructura metálica:
Metálicas Carlos Nieto
Cantería:
Mármoles y piedras Couceiro
Electricidad:
Electricidad Fija S.L. (luminarias lineales sistema Led Flat 11 de LLedo)
Climatización:
MS Lizarra Instalaciones S.L (unidades de climatización de Mitsubishi Electric)
Cerámica:
Palau Cerámicas/ Palau Sariñena. (ladrillo macizo manual/34x17x4 cm)